lunes, 19 de enero de 2015

Raya

Línea larga y delgada. Término o límite que se pone a algo

Mi teléfono en silencio recibe un par de llamadas, mientras atiendo una reunión de rutina. El buzón de voz anuncia dos mensajes de un número desconocido, y suelta el primero:

- Bendición Fer. Hoy tengo que abandonarla.

Detrás de la voz trémula y asustada está Gabriel. Algo pasó.

Hay oficios para los que uno estudia y se prepara. Otros, se hacen por intuición, o por la inercia de coincidencias y encuentros. Yo sirvo a veces de oído: leo y escucho a la gente, hasta que por sus medios llegan a conclusiones. Y trato de evitarlo, pero a veces se me escapan recomendaciones, con la advertencia de que son sólo opiniones. La mayoría de las veces ayudo, o al menos eso he escogido creer.

Hijo de inmigrantes sin suficiente dinero para un colegio élite, Gabriel soportó años de bullying, refugiándose en los deportes. Le gustan casi todos los que tienen reglas claras, los que tienen rayas, porque donde hay límites claros todos somos iguales. Haciendo deporte no es tan blanco, ni de ojos demasiado claros, o de nariz demasiado extranjera. Él es un optimista con rayas: cuando se propone algo, confía en que Dios le concederá la victoria si es paciente y perseverante. Aun así, decide cuál es la señal que le hará saber que perdió, que debe abandonar porque su meta no fluye, y si aparece ese límite lo respeta. En sus palabras: pone la raya. Sólo tenía tres amores que no conocían raya: su esposa, su hijo Gerardo, y nuestro país. Lleva a Venezuela en la sangre, a su gente y sus paisajes.

Entre sus curiosidades, está pedirme la bendición cuando va a enfrentar o abandonar un reto, cosa bastante inusual si consideramos que no nos une ningún parentesco. Y nunca ha dejado de recibirla. También tiene la costumbre de citar a Cortázar (1) mientras habla.

La primera vez que lo escuché hablamos de su matrimonio, en el que había trabajado duro por cuatro años, negándose a que terminara, alargando un divorcio que era inevitable. Descubrió la raya el día en que supo que su esposa le era infiel, con una mujer. Aunque ella no le pertenecía, trató de recuperarla unos meses luego de la separación, pero ella ya compartía su vida con otro hombre, al que no le importaba lo que pasaba en su cama cuando él no estaba. Quiere pensar que no, pero aún la extraña, se siente cuando cita: "Después de los cuarenta años la verdadera cara la tenemos en la nuca, mirando desesperadamente para atrás". Él dice que se refiere al país, pero sabe que no es sólo eso.

En los siguientes encuentros, concentraba su energía en el país. Haciendo política en las filas opositoras, pelea con pasión por lo que considera injusto, porque no avance lo que consideraba un socialismo de mentira. Se niega a que la gente se pierda en el discurso, y deje de luchar.

Aunque él sigue peleando, intuye que está perdiendo. Si baja la guardia, le escuchas decir: "Sólo en sueños, en la poesía o en el juego, nos asomamos a lo que fuimos antes de ser esto, que vaya a saber si somos", o "A mí me parece que los peces ya no quieren salir de la pecera, casi nunca tocan el vidrio con la nariz". Convencido de que no hay negociación posible, incluye: "Cada vez sospecho más que estar de acuerdo es la peor de las ilusiones".

El buzón de voz guarda el primer mensaje, y suelta el segundo:

- Fer, Gabriel de nuevo. De camino al colegio, paré a comprar los cachitos que le gustan a Gerardo. Ella le puso un arma en su cabeza mientras me quitaba el celular. Hoy encontré la raya. Estoy en el aeropuerto, compré el primer vuelo que encontré y te llamo desde la sala de espera. Venezuela ya no me quiere, ya no me pertenece… “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”.

No sé a dónde fue. No sé si llamará de nuevo. Supongo que si nos quitan dos de tres, nos aferramos como podemos al que queda, aunque nuestra razón pueda sugerir que ninguno fue nunca realmente nuestro. Y viviremos con miedo a la raya, a eso que nos abre los ojos, porque cada vez que se cruza, perdemos.


La lata de Garbanzos : raya
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(1) Julio Florencio Cortázar fue un escritor, traductor e intelectual nacido en Bélgica. Optó por la nacionalidad francesa en 1981, en protesta contra el gobierno militar argentino. Se lo considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo. Rayuela fue su mayor éxito editorial, un clásico de la literatura en español.

1 comentario:

  1. ¿Y tú? ¿También enconstraste tu raya para salir? ¿O aún se ve lejos?

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